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sábado, 14 de agosto de 2010

CONEXIONES. UN DIARIO DESORDENADO DE PARÍS EN TRES ACTOS.

ACTO I

JE SUIS UN HOMME. JE SUIS UNE FEMME.

Desde hace algún tiempo me siento como un animal (a veces lo entiendo, a veces no).

http://www.youtube.com/watch?v=WS2SY2vReyk

Debería haber comenzado por disculparme pero no pienso hacerlo. No pretendo hacer una crónica, un texto legible, algo para recordar. Así que si el desorden le disgusta, cierre la ventanita y abra las noticias del día (también puede entretenerse en Facebook o, mejor todavía, reenviar uno de esos fordwards a su lista prefabricada de “contactos especiales” para calmar su “conciencia cibernética”).

No. No soy ordenada. Nunca lo he sido. Tampoco he conseguido con ello alcanzar el estilo despierto, espontáneo, súbito y desnudo de Stendhal. Es más bien que todo me da vueltas en la cabeza y yo sólo alcanzo a cazar algunas mariposas.

“Soudainement, j’ai eu le sentiment que tous les événements existaient simultanéament en moi. Le temps devenais horizontal et circulaire” dijo mi querido Giacometti.

En París.

Allí estaba él, el gran Giacometti, para recordarme quien soy, para gritarme con sus figuras descarnadas que soy un hombre (y me siento como un maldito animal).

También dijo: “Je m’étais rendu compte que je ne peux jamais faire qu’une femme immobile et un homme qui marche. Une femme, je la fais immobile et l’homme je le fais toujours marchant”.

Giacometti. "Un homme qui marche". Jardin des Plantes. París.

Giacometti en su estudio fotografiado por Cartier Bresson.

Giacometti. "Une femme". Centro Pompidou. París.

Giacometti. "Une femme". Centro Pompidou. Metz.

Durante muchos años fui mujer (esperé en casa a que llegaran los otros; como Penélope). Inmóvil, solitaria (las nubes pasando, las estaciones, los viajeros, los esfumados).

Tan quieta como una koré del Louvre.

Hera de Samos. 570 a. C. Museo del Louvre.

Mi parálisis me llevó a ser incluso modelo de nyotaimori.

Pero soy un hombre, Giacometti me recordó que soy un hombre, “un homme qui marche”, que necesita avanzar.

Cuando compré aquella obra en Montparnasse a Mme. Joëlle no sabía por qué lo había hecho.

La leyenda escrita bajo los pies dice: “Ce que je fais là, je ne sais pas, je voulais juste marcher tout droit”.

Entonces no sabía que también soy esa silueta recortada, olvidadiza.

A veces tengo lagunas. De repente todo es negro y no recuerdo nada (un gran paréntesis). Me asusto cuando regreso, mientras no. Sólo sé que debo continuar. Por eso también compré aquel libro.

Tengo un amigo escapista con una vida portátil (pequeño, frágil, romántico y cursi, a veces). Las cortinas de su casa berlinesa eran de papel. Tengo un amigo viajero que sueña con viajar.

Yo también sueño. ¿Podrían mis collares viajar en una maleta?

Je suis un homme qui marche.

La Duras también es un hombre. Nunca esperó. A nadie.

Cuando fui a visitarla le llevé flores. Estaba preparada para que en cualquier momento rompiese la tumba, cogiese el cigarro que le dejaron en la maceta y me tirase las rosas a la cara. También para que se riese del acento lastimero con el que leí varios fragmentos de su gran obra, L’amant.


Cementerio de Montparnasse. París.

Ella dijo:

“Las partidas. Siempre las mismas partidas. Siempre las primeras partidas por mar. Separarse de la tierra siempre se había hecho con el mismo dolor y el mismo desespero, pero eso nunca había impedido partir a los hombres (…) las mujeres nunca partían, se quedaban para preservar la tierra natal, la raza, los bienes, la razón de ser de su entorno”.

Je suis un homme qui marche. Yo no quiero preservar la tierra natal ni la raza ni nos bienes ni la razón de ser de mi entorno. No.

También dijo:

“Parezco lo que quiero parecer, incluso hermosa si es eso lo que quieren que sea (…). Sé algo. Sé que no son los vestidos lo que hacen a las mujeres más o menos hermosas, ni los tratamientos de belleza, ni el precio de los potingues, ni la rareza, el precio de los atavíos. Sé que el problema está en otra parte. No sé dónde. Sólo sé que no está donde las mujeres creen. (…) No hacen nada, sólo se reservan (...) Ellas esperan. Se visten para nada. Se contemplan. (…) Ese faltar de las mujeres a sí mismas ejercido por ellas mismas siempre lo he considerado un error”.

Margarite Duras también es un hombre. Nunca esperó. A nadie.

Fui a Metz y me enamoré de una mujer. De su silueta. Me enamoré en el Pompidou de Metz de la sombra de una mujer proyectada sobre una obra de Warhol.

No le vi la cara. Me enamoré de aquella mujer por su melena larga rizada y morena proyectada sobre la obra de Warhol.

Andy Warhol. "Sleep". 1963. Centro Pompidou. Metz.

También soy una mujer. Una coleccionista como Annette Messager. Ella colecciona juguetes perdidos e instrucciones de vuelo en sus viajes alrededor del mundo.

Había muchos juguetes perdidos en el "Marché aux Puces".




Allí compré dos ediciones antiguas de “L’amant” de Margarite Duras.

Tengo necesidad de tocar, de sentir. Annette Messager manipula pájaros muertos, les fabrica abrigos de croché y los llama “Le repos des pensionnaires”.

Annette Messager. "Le repos des pensonnaires". Centro Pompidou. Metz.

Yo colecciono todo lo que tocas si eres emocionante. Si me emocionas.

Tampoco ella sabe distinguir entre amor y pornografía, entre amor y erotismo. A mí, a Duras y a Messager nos cuesta distinguirlo.



Annette Messager. "Mes voeux". Centro Pompidou. París.

En el Barrio Latino, en Saint Germain-des-Prés, compré muchos cómics pornográficos-eróticos-románticos (no sé diferenciar).



No sé dónde colocar tantos libros. Quizás les reserve un hueco junto al “Diccionario cultural del vino” y “La nueva cocina andaluza del Tragabuches” para recordar que los amantes de la buena mesa follan poco. No me gusta la gente que se chupa los dedos en la mesa y se asquea en la cama.

Me gusta el body art. Aunque duela. Me gusta lo que hace Gina Pane en “Azione Sentimentale”. A veces, las mujeres enamoradas se clavan espinas de rosas en los brazos y cubren de pétalos sus pubis y suben descalzas escaleras con afilados clavos que le destrozan los pies. A veces, sólo esperan. A veces, ríen de gozo. A mí me gusta reír. A veces (cuando nadie me ve) también me clavo espinas.

Gina Pane. “Azione Sentimentale”. Centro Pompidou. París.

También me gusta lo que hace Sigalit Landau. Las espinas del aro en su cintura en “Barbed hula”.

Sigalit Landau."Barbed Hula". 1min. 48 s. Israel. 2002. Centro Pompidou. París.

http://vimeo.com/5470476

Las tres: Messager, Pane y Landau, me esperaban en el Pompidou de París para recordarme que también Je suis une femme.

En París también me enamoré de un hombre. Un vigilante de sala del Louvre. No dejó de mirarme mientras hacía la foto (Querido director de tesis: ahora entiendo por qué me gustan los museos. Gracias.)

Je suis un homme. Je suis une femme.

miércoles, 11 de noviembre de 2009

CONEXIONES. UN DIARIO DESORDENADO DE MADRID EN TRES ACTOS. ACTO II

ACTO II

SOY FAN DE PINA. SOY FAN DE THOMAS.

Es viernes. 6 de noviembre de 2009. 22:00h.

"No se puede saber su edad. Lo que se ve es que ella es sensiblemente mayor que él. Pero que él se ha hecho con su lentitud. Que se niega a avanzar más de lo que ella puede, desde hace años. Que para ella se acabó, y, sin embargo, todavía está allí, en los parajes de aquel hombre, que su cuerpo está aún al alcance del suyo, de sus manos, en todas partes, de noche, de día".

Marguerite Duras

Emily L.

Es jueves. 5 de noviembre de 2009. Se inaugura el Festival de Otoño en Madrid. Platea impar. Fila 5. Butacas 25 y 27. Pieza Kontakthof (En alemán, lugar de encuentro y, por extensión, casa de citas) Tanztheater Wuppertal. El ballet de Pina Bausch.

La primera vez que escuché hablar de Pina fue en la Fundación Picasso. En el 2007. Preparaba oposiciones de Secundaria cuando me encontré con una hermosa argentina (no recuerdo su nombre. Lo siento). Bailarina. Coreógrafa. Buscaba correspondencias entre Picasso y la danza contemporánea para su tesis y me hablaba de Pina, mientras lo hacía. De su intensidad. De su emoción. Había escrito sobre ella varios artículos. Entonces, aún no había visto Hable con ella. Cuando la vi en Café Müller, rompiendo sus brazos contra el suelo y las paredes, abofeteada, rota entre sillas, me enamoré.

http://www.youtube.com/watch?v=eE1o6HCZTOo

-Pina, la próxima vez que vengas a España, ¿me darás una entrevista?

-No –dijo, dejando de masticar y sonriendo-. Por supuesto que no.

-Ok… -le contesté. Pero algo en mi cara hizo a Pina retomar la conversación-.

-¿Cómo vas a poner tú en palabras lo que yo hago? Eso no es posible.

-Puedo hablar con la directora de la revista e intentar hacer una entrevista sin palabras.

-Ahhh, si es así, sí te la doy.

Nicanor Cardenosa

Yo Dona. Nº 235. 31 de octubre de 2009

Fue Carlos, mi querido Carlos Aires, a través de una llamamiento en facebook. El 5 de agosto, a las 18:56h. Me llevó a comprar las entradas para disfrutar por primera vez de su ballet. Ella, Pina, prefirió dormir apenas dos meses antes. Extender sus largos brazos y alcanzar el sueño eterno.

Es jueves. 5 de noviembre de 2009. 19:45h. Me siento a esperar. Cosquilleo en el estómago. Los ojos muy abiertos. Las manos frías.

Se alza el telón y aparece el moviendo. La sincronía de una avanzada de actores que dejaron los años en el vestuario.

Ellas, envueltas en sedas de colores brillantes y tacones altísimos. Ellos, uniformados. Enchaquetados. Encorbatados.

Los pasos quebrados.

Un piano.

Repetidos.

Algunas sillas.

Sincronizados.

Un balancín.

Las imágenes llenan el escenario. A veces, serenas. Otras, veloces.

Disparatadas. Arrebatadoras.

Sumergidas en la música de Chaplin, de Anton karas, de Llosas. Sibelius. Nino Rota. Extrañas. Siempre conectando los cuerpos. La emoción. Inmersas en la atemporalidad de la nostalgia. La necesidad de amor. El deseo. La seducción. La niñez. Las ganas.

Imágenes indisputables. Irrebatibles.

Pienso en Duras. En Marguerite Duras. En el fragmento del viernes sin haberlo leído. Es la única forma que encuentro de acercarme a Pina. Las palabras de Duras parecen hechas para describir su pieza.

No se puede explicar a Pina. Soy su fan.

Es sábado. 7 de noviembre de 2009. 17:00h. La Casa Encendida.

"Mi posición en relación a las obras de los artistas expuestos en el Museo Precario Albinet es la de un fan. Yo soy fan de Beuys, Wharhol, Malevich, Léger, Dalí, Mondrian, Duchamp y Le Corbusier. Me gusta la palabra “fan”, porque expresa una postura por encima de un juicio de valor. El fan es alguien que ama absolutamente, sin tener que comunicarlo ni justificarlo. Lo importante es la transformación que experimente en sí mismo a través de su ser-fan".

Thomas Hirschhorn

Thomas me ayuda a comprender lo que siento por Pina. Lo que siento por muchas obras, por muchos momentos que no tienen explicación. En esas veces que alguien proclama "No lo entiendo. No tiene sentido. Es absurdo. A qué viene esto". Mi relación con el arte contemporáneo es así. No quiero convertirla en otra cosa. Nunca me ha gustado explicar la función del misterio.

Una gran sala. Aparece The Sujecters. Ocho instalaciones-esculturas de Thomas Hirschhorn. La emoción por volver a ver la cinta adhesiva. El plástico. La acumulación de residuos. La saturación de objetos y mensajes.

Recuerdo entonces al Hirschhorn del CacMálaga. United Nations Miniatura. Al de la BIACS2. Musée Précaire Albinet. El artículo publicado en la fresa hace años. http://www.lafresa.org/00611.htm

Nostalgia. Entusiasmo.

Recorro cada detalle. Los maniquíes agujereados. Punzados. Heridos. Cuerpos destruidos enfrentados.


Podrían ocupar el escenario de una película de terror. Podría vomitar. Pero no lo hago.

Estas imágenes son en sí un tipo de víscera –los intestinos obscenos de los medios de comunicación globales- y provocan una reacción visceral. Uno quiere girarse, pero la evasión carece de sentido.

David Joselit

Me quedo con el collage gigante de maniquíes tatuados.

Perforados de tornillos.


Pienso en San Sebastián. En su martirio. En el joven noble de Narbona que descubre su afiliación religiosa. Condenado a ser aseteado. Flagelado hasta la muerte. En el erotismo del martirio. Conecto inevitablemente con Las lágrimas de Eros.

Con Nice Lopes.

http://nicelopes.blogspot.com/

Con mi San Sebastiana.

Es miércoles. 11 de noviembre de 2009. 13:05h.

Pienso en la herida. En el dolor.

Pina y Thomas hablan de lo mismo. Me estremezco y apago el ordenador.

martes, 10 de noviembre de 2009

CONEXIONES. UN DIARIO DESORDENADO DE MADRID EN TRES ACTOS. ACTO I

ACTO I

POR UNA MANZANA

Es viernes. 6 de noviembre de 2009. Se abre el telón y aparece Marguerite Duras. 22:00h. Estamos en una videoteca especializada y organizada por directores, temática y nacionalidades. También hay libros. Abro el suyo al azar. Emily L. Dice así,

“Luego te volviste hacia mí y me miraste con una atención profunda y tan intensa que te impedía verme (…) me miraste como si me amaras. A veces te sucedía”.

Me basta leer un fragmento para apretarla contra el pecho y llenarme. Llenarme de sus palabras. Rotundas. Invencibles. Maravillosas. Me la quedo y comienzan las conexiones.

Es sábado. 7 de noviembre de 2009. 11:30h. Visito la exposición Lágrimas de Eros. Esfinges. Sirenas. Andrómeda encadenada. Cleopatra. Ofelia. Magdalena Penitente. Eva. Mujeres todas encadenadas al amor. Bíblicas. Alegóricas. Tentadoras. Tentadas. Esclavas vampirizadas y vampiresas. Sacrificadas. Penitentes. Bellas suicidas petrificadas o disueltas en agua.

Eros se despliega dejando un regusto salado en mis ojos. No sé si debo/ quiero enamorarme después de haber visto los brazos destrozados de los amantes. Las cadenas mutuas. La supervivencia.

Tras la visita, escucho la conferencia de Guillermo Solana. Eva y la Serpiente.

Durante una hora me sumerjo en problemas iconográficos de representación de mitos. Disfruto.

El primer pecado no fue la lujuria. Fue la desobediencia. La curiosidad. El deseo de saber. El pecado de los curiosos. El tuyo. El mío. El de todos.

Escucho a Solana contar cómo se ha erotizado el relato de Eva y la Caída. Solana muestra una catacumba cristiana. La fotografío. La calidad es pésima, pero necesito imágenes. Necesito retener en la mirada.

Adán a la izquierda. Eva a la derecha. Entre ellos el árbol y la serpiente enroscada. El árbol de la Ciencia. Un esquema rígido que no es todavía la representación de una historia.

Para contarla. Para contar la historia. Solana cuenta que los artistas optan por dos vías.

La representación de la transmisión del fruto. Elemento que entraña una cadena narrativa. Eva le entrega la manzana a Adán y éste se la come.

O el diálogo. La conversación entre la serpiente y Eva, y entre ésta y Adán.

En cualquier caso, Eva es culpable. Eva bisagra entre la serpiente y Adán. Tentada y tentadora. Eva protagonista.

Durante la Edad Media y hasta el siglo XVIII aparece una variante iconográfica. La serpiente adopta rasgos humanoides de mujer.

Después, la serpiente con cabeza de Eros. Componente que asocia la tentación con la incitación erótica por primera vez.

A partir del siglo XIX, la serpiente encarna el mal y el poder fálico.

En el primer caso, Blake, seducido por la representación de Milton en el Paraíso Perdido, incide en Eva tentadora. Unida para siempre con la serpiente que le entrega el fruto en la boca.

En el segundo, Franz von Stuck. Eva blande la serpiente como un arma contra Adán. El reptil emerge de su cuerpo. Poderoso apéndice. Miembro viril amenazante.

"Enamoraos chicas y sed felices”. Reza en el relieve de Gauguin. Instalado en su última morada de las Islas Marquesas. Eva multiplicada. Representada en un grupo de mujeres extraídas de la obra tahitiana del pintor. El privilegio de tentar, de seducir y el poder fálico de la serpiente son reivindicados por Gauguin como atributo exclusivo. Se considera un Don Juan. Como muchos. Como tantos.

En París, Tolouse- Lautrec, encuentra un modo ingenioso de recoger las sugerencias de Gauguin sin recurrir al lenguaje alegórico. Adán desaparece. El triángulo clásico de la Caída cede su lugar a un duetto entre mujer y reptil y el espectador encarna el papel de Adán desaparecido. La serpiente de Lautrec es sólo un dibujo estampado en el vestido de Jane Avril. Jane desquiciada. Mujer serpiente. Jane internada en Salpêtrière. Jane histérica. La mujer histérica. Convulsionada por el deseo sexual.

Entre Eva y la serpiente se desarrolla una fascinación mutua, una hipnosis de doble dirección. Tan pronto la mujer sucumbe al magnetismo de su movimiento sinuoso como es ella la que hechiza. La encantadora de serpientes de Rousseau encarna al Orfeo femenino que despierta y domina con su música toda la naturaleza.

Finalmente, la versión horizontal acentúa el carácter rectante de la serpiente. Nastassja kinski inmortalizada por Avedon. Serpiente y mujer. Un único símbolo de la tentación.

Aplausos. Repto hasta el final de la sala y desaparezco.

Es sábado, 7 de noviembre de 2009. 23:00h. La cita está en DT Espacio Escénico. Calle de la Reina, 9. Muy cerca del hostal. Tomamos una cerveza en el subfondo del subsótano de un submundo que huele a cerrado. Somos nueve. De fondo. Yo soy esa. La canto bajito y leo los recortes de prensa de la compañía. En todos lo mismo. Escándalo. Vicio. Provocación. Sorpresa.

La obra. Por una manzana, siete historietas cómicosexuales para cuatro pollas y dos coños. Por El Curro DT.

En el folleto, divertimento humorístico pornoescénico acerca de las peripecias y pormenores de las relaciones íntimas en el mundo moderno. En el escenario, una bella Evita con falda de tutú y bellos pezones que repite entre actos “Siento que me estoy perdiendo algo”. Como tú, como yo. Como todos. Ritmo. Sudor. Culos prietos. Risas. Tensiones. Un bailecito con los actores. Una estupenda rubia travestida con un ruidoso vestido largo de papel de aluminio y plataformas de infarto. Jesús ruborizado por los piropos de la Evita linda. Yo aplaudiendo un bis.

Una pena, no poder hacer fotos.